jueves, 6 de diciembre de 2018

Pinos





Del lado del revés
soy el reflejo de un bosque
dentro de un lago oscuro.

Tengo sombras de pinos adentro
en la memoria tengo una hilera de pinos
que se hunden y tiemblan.

Esto no es a lo que vine
pero mis pinos mudos
nadan hacia el fondo y
no me resisto.

Abajo alguien cuenta algo elemental
que yo quiero saber.

Oberlin House según John Cage



"[...] ser un animal blanco, en el invierno, cuando está nevando, entonces subirse a un árbol, sabiendo que tus pasos son cubiertos por la nieve nueva, ¡de manera que nadie sabe dónde estás! [...] Ese es uno de los ideales.
Otro ideal es encontrar... ¡el vacío! Buscar el buey y, habiéndolo encontrado,
darse cuenta de que en realidad no has encontrado nada."
  
JOHN CAGE

Wright’s Oberlin House Restored by E. Johnson
           you were right
            not to include
            the detail
            of the
            piano.

            house
            itself
            is musical:
            sound of the
            wind. 





El poema  “Wright’s Oberlin House Restored by E. Johnson”, forma parte del libro “Empty Words” del artista John Cage. En este texto de los años setenta Cage opera en el lenguaje una transición hacia la música y al mismo tiempo aplica en la música una conversión hacia el lenguaje. “Empty Words” es texto y puntuación, así como disposición visual de los signos. La operación de escritura o reescritura fue realizada sobre la base de los textos de Henry David Thoreau sometidos a un procedimiento azaroso de selección mediante la tirada del “I Ching”, el libro-oráculo chino de los hexagramas. Está compuesto por cuatro partes o “conferencias”. En la primera se eliminan las oraciones. En la segunda, las frases. La tercera contiene sólo sílabas y letras y, la parte final, solamente letras. Dentro de estas conferencias están intercalados los mesósticos. En su “Declaración autobiográfica”, Cage los describe de este modo: “Fue en el ático de Edwin Denby[1], en la calle 21, que escribí mi primer mesóstico. Se trataba de un párrafo en el que las letras de su título se reproducían en mayúsculas en el cuerpo del texto. Desde entonces los he escrito como poemas, con las mayúsculas bajando por el medio, para celebrar cualquier cosa, apoyar cualquier cosa, para responder preguntas, para iniciar mi pensamiento en el no pensamiento. (…) Descubrí que una línea horizontal que determina cambios gráficos tiene que convertirse en una línea vertical en la notación musical. Tiempo en lugar de espacio” (Cage 1989). “Wright’s Oberlin House Restored by E. Johnson” es uno de esos mesósticos, el último de la tercera parte (Cage 1979, 98)
Tal como se expresa en el título, el poema se refiere a una casa construida por el arquitecto Frank Lloyd Wright, o sea a una obra artística. Por esta razón creemos que se trata de una pequeña écfrasis[2] y, al mismo tiempo, de un tributo peculiar porque no está dirigido a su creador sino a su curadora, a su conservadora, a la persona que rescató a esta obra, la revivió y la habitó durante años, es decir Ellen Johnson.
No es casual que John Cage haya elegido una obra de este artista ya que comparten, entre otras muchas cosas, una concepción del espacio. Wright, en su arquitectura, desarrolló y diseñó espacios definidos, pero no cerrados sino unidos entre sí para que la luz atravesara la construcción. Es algo que puede compararse con lo que Cage hace en su mesóstico, en el que las letras del nombre ELLEN atraviesan verticalmente la poesía dos veces, una por cada estrofa.
En el poema hay un viaje de ida y vuelta de la imagen al sonido. Los procedimientos que Cage utiliza relacionan las artes y en ocasiones las transforman en una sola. Es lo que César Aira llamaría un “sistema edénico de las artes”. Cuando Aira habla de Cage dice lo siguiente: “Que ‘la poesía sea hecha por todos, no por uno’[3] significa también que ese uno, cuando se ponga en acción, hará todas las artes, no una. El procedimiento establece una comunicación entre las artes, y yo diría que es la huella de un sistema edénico de las artes, en el que todas formaban una sola, y el artista era el hombre sin cualidades profesionales especiales. Por lo mismo, hablar de John Cage en este punto no es traer un ejemplo. No es un ejemplo sino la cosa en sí de la que estoy hablando” (Aira 1998, 167).
La primera imagen es la de la casa, que aparece al nombrarla en el título. El nombre del poema está construido con palabras llenas: “Wright’s Oberlin House Restored by E. Johnson”. Encontramos cinco sustantivos —cuatro de los cuales son propios, únicos—, un verbo y solamente una preposición. Al pronunciar esas siete palabras, las implicaciones culturales que conllevan empiezan a reverberar por todas partes y producen miles de reflejos. “Wright”: Frank Lloyd Wright, el arquitecto de los materiales inacabados y la relación con el entorno natural, de la transparencia visual y las sensaciones abiertas, el discípulo Zen. “Oberlin”: La ciudad del condado de Lorain en Ohio, USA, al suroeste de Cleveland, donde se encuentra la Universidad de Oberlin, de artes y música, donde estudió Thorton Wilder[4]. “House”: el centro del sintagma y el sentido de la frase: una casa. “Restored”: el verbo en su forma adjetiva, porque lo que va a ser importante ahora, en el momento del poema, es una propiedad de esta casa: que ha sido restaurada, conservada aunque levemente cambiada, y en esta acción restauradora que reposa sobre la casa también hay arte. “E. Johnson”: Ellen Johnson, la curadora del museo de arte Allen, organizadora de la exposición de Oberlin, la primera en mostrar las pinturas a rayas negras de Frank Stella[5]. Fue también la compradora de la casa de los Weltzheimer, diseñada por Frank Lloyd Wright en Oberlin, dedicó una parte considerable de su tiempo y dinero a restaurarla y vivió allí el resto de su vida, y en esta acción también hubo amor, arte y seguramente amor al arte.
Ezra Pound define a la logopea como: “la danza del intelecto entre las palabras” y agrega: “(el poeta) emplea palabras no sólo por su significado directo, sino que toma en cuenta en una forma especial la manera en que se acostumbra usarlas, el contexto que esperamos encontrar con la palabra, sus concomitancias usuales, sus acepciones conocidas (…) La logopea no se puede traducir; aunque la actitud mental que expresa puede pasar de un idioma a otro mediante la paráfrasis. O sea, no se puede traducir ‘localmente’” (1978, 40-41).  Creemos que este es exactamente el caso del título de nuestro poema de Cage.  Las referencias culturales de cada una de estas palabras llenas son tan numerosas que establecen un contexto solo completamente comprensible para alguien que lo comparta “localmente”, a pesar de que se pueden rastrear estas implicaciones y podemos acercarnos lo suficiente para hacernos una idea de su espesor.
El texto, las dos pequeñas estrofas que vienen a continuación, es muy breve. En la primera de ellas dice: “you were right/ not to include/ the detail/ of the/ piano”. Hay un juego de palabras con el nombre Wright y el adjetivo right, de manera que puede entenderse que E. Johnson “era Wright” mismo, en ese momento. Desde el punto de vista de la fanopea, “la proyección de imágenes sobre la imaginación visual” (Pound 1978, 40), aquí hay una imagen visual que se define por la ausencia: vemos que no está el piano. Muy del gusto de Cage, que amaba los blancos y los silencios, comenzar por describir lo que no está, el hueco que ha dejado. Sin embargo, dice “you were right/not to include” (it): Tenías razón en no incluir (lo). De esta manera resalta esa acción de quitar algo, ese vacío, como hecho artístico. También lo llama “the detail/ of the/ piano”, “el detalle/ del/ piano”. Se trata, entonces, de algo muy pequeño, un detalle, pero que va a configurar lo importante de esa experiencia de Cage en la casa de Oberlin. Algo que no estaba ahí, y era mejor de ese modo. En la segunda estrofa encontramos: “house/ itself/ is musical/ sound of the/ wind”. Pasamos a una imagen completamente auditiva, que compone, al mismo tiempo una sinécdoque, el piano ha sido reemplazado por la casa entera; ella es el verdadero instrumento musical. Y luego las palabras “sonido/ del viento” que completan la experiencia imaginariamente audible. Hace un paralelismo entre “detalle del piano” y “sonido del viento”: “detail of the piano” y “sound of the wind” (como en inglés no existe esta contracción, las dos palabras gramaticales que separan los sustantivos, “of the”, adquieren mayor relevancia que nuestro “del”). Este paralelismo nos permite confrontar las dos posibilidades musicales que brindaba la casa y terminar de comprender el sentido de la palabra “detalle”. Entonces vemos la pequeñez del piano en comparación con “sonido del viento”, esa entidad tan vívida, tan colmada de belleza y fuerza.
Tenemos dos estrofas con dos imágenes, una visual, de vacío, de recorte, y otra auditiva, de la casa como caja de resonancia del viento. Es un acceso directo a la experiencia de la casa, como objeto vivido, visto y oído. Podríamos decir que  estas dos imágenes son como ideogramas chinos, si consideramos a éstos “imágenes taquigráficas de acciones o procesos” (Fenollosa/Pound 2001, 35). Según estos autores el ideograma elimina las cortinas de humo del silogismo, de la lógica: permite un acceso directo al objeto. En los poemas chinos dos o más palabras ideogramáticas, dos o más bloques de ideas, puestos en presencia simultánea, precipitan un juego de relaciones que nos muestra el objeto con una intensidad y una inmediatez que el discurso lógico no sería capaz de evocar. Creemos que eso es lo que hace aquí Cage: con estas dos imágenes interactuando entre sí, nos presenta la casa como objeto vivo e inmediatamente perceptible.
Esta inmediatez también se transmite por la disposición visual del poema, que, como habíamos mencionado, es un mesóstico, o sea un acróstico realizado en la mitad de las palabras. Se puede leer horizontal y verticalmente. 

Wright’s Oberlin House Restored by E. Johnson

       you wEre right
  not to incLude
   the detaiL
          of thE
            piaNo.

          housE
             itseLf
   is musicaL:
sound of thE
               wiNd.

            A esta línea vertical que forma el mesóstico, Cage la llamaba “cuerda”. Las cuerdas no se oyen cuando el poema es leído en voz alta, por lo tanto son, fundamentalmente, visuales. En torno a ella se distribuyen las palabras del verso. La disposición por sí misma es un acercamiento visual a la obra y permite que cada palabra encuentre un sitio con un peso propio; pensamos que este peso pasa a cada fonema cuando se trata de las palabras que contienen el mesóstico. Décio Pignatari decía que las relaciones entre las palabras se vuelven más claras en el espacio: “Contrastes y semejanzas, ausencias y presencias. Y distancias, longitudes de las palabras, formas de las letras y sonidos - todo está en saber jugar con esos elementos en el espacio-tiempo” (2006, 59). Aquí ocurre algo de eso: al mirar el poema de un solo golpe aparecen resaltados los sustantivos que están solos: piano, house y wind que son los que estructuran su sentido.
Si analizamos sus aspectos sonoros y musicales o “melopoea”, en los términos de Ezra Pound, encontramos que la entonación del poema es fluida y de tono bajo. Son versos muy cortos y la sílaba tónica cae al final en la primera estrofa y al comienzo en la segunda. Esto hace que la primera parte resulte más pesada, más declamativa y que la segunda se vuelva etérea y suspensiva.  Hay varias rimas internas: “the – the” en los versos 3 y 4: “house - itself - musical” en 6,7 y 8 y “sound y wind” en los versos 9 y 10. Encontramos las “l”, sonidos líquidos laterales que son producidos cuando la lengua se aproxima a un punto de articulación dentro de la boca pero no se acerca lo suficiente para obstruir el flujo de aire. Las cuatro eles de las dos Ellen del mesóstico van a brindarle al poema una sonoridad líquida que lo pausa y le da una calidad melódica. Por otra parte esas ‘s’ que abundan hacia el final parecieran indicar justamente el sonido del viento y las palabras sound y wind transmiten un vibración similar a la de la tormenta contra los vidrios. Creemos que Cage utiliza una técnica de sampleo, o sea de imitación de objetos sonoros no musicales a los que consideraba más interesantes que los armónicos: “En donde quiera que estemos, lo que más escuchamos es ruido. Cuando lo ignoramos nos molesta. Cuando lo escuchamos, lo encontramos fascinante” (Cage 2002, 55).
            Si quisiéramos comparar este poema sería interesante hacerlo con un haiku, “estos universos que tienen una regularidad, nos cuentan un cuento extraño, nos mecen con su pretendido anómalo ritornelo, y llegan a un lugar” (Carrera 2013, 6-7).  Cage apreciaba en el haiku la multiplicidad de significados, posible a través de su sintaxis ambigua. En el texto “Variaciones sobre un haiku de Bashō” (2000), analiza este poema de Matsuo Bashō[6] que, traducido a sustantivos, diría: Pino hongo/ Ignorancia hoja del árbol/ Adherencia. Su amigo Toshi lchiyanagi[7] le entregó esta versión: El hongo ignora/ que adherido a él/ hay una hoja. Por su parte, Cage propuso: Lo desconocido/ une/ hongo y hoja. Y finalmente: ¿Qué hongo?/ ¿Qué hoja?
En el siguiente haiku del poeta Ranko[8]: “En toda la tarde un ruido/el de la caída/ de las flores blancas de la camelia” (Carrera 2013, 12) encontramos una imagen auditiva de gran fuerza que está basada, como la de Cage, casi completamente en el silencio. La cantidad de sílabas es similar. En los dos poemas el sonido es presentado en forma impersonal, nadie y todos escuchan: “La casa es/ por sí sola/ musical/ sonido del/ viento” Existe en ambos esa conciencia de orden metafísico de que, aunque el lugar esté vacío, el sonido y el silencio igualmente lo habitarían.

Hay una cita de César Aira que resume el espíritu artístico concebido como construcción e intervención que animaba a John Cage: “San Agustín dijo que sólo Dios conoce el mundo, porque él lo hizo. Nosotros no, porque no lo hicimos. El arte entonces sería el intento de llegar al conocimiento a través de la construcción del objeto a conocer; ese objeto no es otro que el mundo. El mundo entendido como un lenguaje. No se trata entonces de conocer sino de actuar. Y creo que lo más sano de las vanguardias, de las que Cage es epítome, es devolver al primer plano la acción, no importa si parece frenética, lúdica, sin dirección, desinteresada de los resultados. Tiene que desinteresarse de los resultados, para seguir siendo acción.” (1998, 168)









Bibliografía:

Aira, Cesar. La nueva escritura, 1998. Disponible en:

                 . Silencio. Ardora Ediciones, Madrid, 2002.
                . Empty Words, Wesleyan University Press, Middeltown, 1979.
                . Variaciones sobre un Haiku de Basho, 2000. Disponible en:

Carrera, Arturo, Haikus de las cuatro estaciones. Editorial Interzona, Buenos Aires, 2013.

Fenollosa, Ernest y Pound, Ezra, El carácter de la escritura china como medio poético. Editorial Visor,  Madrid, 2001

Pignatari, Décio, O que é comunicaçao poética. Ateliê Editorial, San Pablo, 2006.

Pound, Ezra, El arte de la poesía. Editorial Joaquín Mortiz, México D.F, 1978.


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[1] Edwin Denby fue un crítico de danza y poeta norteamericano, famoso por su traducción de la obra “El sombrero de paja italiano” de Eugene Labiche and Marc-Michel.

[2] La écfrasis es la representación verbal de una representación visual. Umberto Eco considera que “cuando un texto verbal describe una obra de arte visual, la tradición clásica habla de écfrasis”.
[3] Se refiere a la célebre frase de Isidore Lucien Ducasse, Conde de Lautréamont, que figura en sus “Cantos de Maldoror”

[4] Thorton Wilder fue un dramaturgo y novelista estadounidense, quien escribió “El puente de San Luis Rey” y “Los idus de marzo” entre obras obras.
[5] Frank Stella es un pintor y grabador estadounidense, reconocido por su trabajo en las áreas del minimalismo y de la abstracción pospictórica.
[6] Matsuo Bashō fue el poeta más famoso del período Edo en Japón. Es considerado uno de los cuatro maestros del haiku.

[7] Toshi Ichiyanagui es un compositor de música avant-garde que estudió con John Cage y estuvo casado con Yoko Ono de 1956 a 1963.

[8] Ranko, poeta y médico nacido en 1726 en Japón. Compiló los trabajos de Matsuo Bashō.