La poesía es contemporánea
en las paredes
en los comunicados
en
MoMa
the
New Museum
en el Malba, en MOCA
en las galerías,
en los subtes.
Es objeto, instalación, libro de artista
comunicado de prensa,
experiencia digital.
El arte es veloz y la poesía
lenta
el arte es rico y la poesía
marginal
el arte innova y la poesía
recicla.
Anticomercial
antiinstrumental
no tiene
amnesia histórica
no tiene
miopía
geográfica
nunca
está más allá del significado
de lo
contemporáneo.
Superficie
brillante
y opaca
de
sencillez alfabética
escaparate
numinoso
banal y
grotesco
informe
de autopsia
extravagancia
multimedia
parar y
repetir
y otra
vez
parar y
repetir.
Sabemos y
no
sabemos
qué esperar
de una
lectura de poesía
sext
confesión
de You Tube
hipérbole
y letargo
epifanía
de lo cotidiano
o el
peligro post web
de una
cadencia
adolescente
ansiosa
poesía
confesional
para la
era
de la
vigilancia masiva.
Las
palabras poéticas
parpadean
con el
ritmo
extraño
inhumano
confuso
fugitivo
de la
escasez fetichizada
del arte
contemporáneo
desmaterializan
la
pobreza
sin
máscaras
sin
lógica
curatorial difusa.
Con
poco que
perder
los
poetas somos
contemporáneos
fuera de
sintonía.
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