El peronismo es un cisne
que había en Punta Lara
blanco y grácil
como esos del lago
de la estancia.
Estaba un poco sucio
entre chapitas de cerveza y forros
y pibes que decían
che, mirá el pato.
No es como ella
a los quince
cuando todo era posible
más bien como ella
a los treinta
mientras lava los platos
y el nene y el marido
miran la repetición
del gol.
El peronismo es un poco
como el verano
con sol arriba y abajo,
chiques brillantes
de sudor y luz
que saltan a cabecear
pero no vuelven
cuando es mal día
para ser joven.
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