The cloud, the stillness that must part
The darling of my life from me
CHARLOTTE BRONTË
El poema de W.H. Auden
“Blues del funeral” y el de Kay Ryan “Las cosas no tendrían que ser tan duras” son elegías o poemas líricos sobre la pérdida de un ser amado. Elegía es un término de
origen griego, que fue recuperado en el Renacimiento para denominar el género
al que pertenecían poemas con una temática meditativa o reflexiva sobre el paso
del tiempo, la condición mortal del hombre y sobre todo la inexorabilidad de la
muerte. La elegía es un lamento. Sus componentes son la pérdida, el dolor, la
admiración y en última instancia el consuelo.
En sus comienzos en
Grecia y luego en Roma lo que verdaderamente definía a la poesía elegíaca y le
prestaba unidad como género o subgénero literario por encima de la diversidad
de temas era su métrica: la combinación del hexámetro y del pentámetro
dactílicos, que constituye una pequeña estrofa, típica de la elegía, llamada
dístico elegíaco. Con el tiempo, muchos poemas con otros temas pasaron a
llamarse elegías si utilizaban esa métrica.
Tomando a la elegía
como un eje temático, en el presente podemos mencionar tres variantes: heroica,
patriótica y funeral. La elegía heroica lamenta la muerte de una persona que,
por los hechos de su vida o las circunstancias de su muerte, ha merecido el reconocimiento popular.
Un ejemplo de este tipo de poema es el “Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez
Mejías” de Federico García Lorca (1998: 669). En la elegía patriótica o
política se lamenta una desgracia o catástrofe colectiva que afecta a todo un
pueblo a un amplio grupo humano como sería el “Himno al dos de mayo” de José
Espronceda (2016: 49). La elegía funeral es un poema que lamenta la muerte,
pero no en general, sino una muerte concreta y, con frecuencia, aunque no
siempre, real. Está dedicada e incluso dirigida apelativamente a un muerto. Los
poemas de Auden y Ryan corresponden a este tipo de elegía.
La historia de “Funeral Blues”
Wystan Hugh Auden nació
en York el 21 de febrero de 1907. Se educó en la Universidad de Oxford, donde
se graduó en 1928. Colaboró con Christopher Isherwood, a quien conoció en la universidad,
y escribieron en conjunto varias obras de teatro. Sus simpatías políticas con
el socialismo y el comunismo lo inspiraron a ir a España en 1937 para
participar en la Guerra Civil española. En 1939, Auden e Isherwood emigraron a
los Estados Unidos. Puede decirse que durante la primera etapa de su escritura
fue fundamentalmente un poeta político.
En 1936 con Cristopher
Isherwood escribió la obra teatral “The ascent of F6” (1986). Allí apareció la
primera versión de “Stop all the clocks”, que luego se transformaría en “Funeral
Blues”. Era un poema satírico dedicado a un líder político y tenía cinco
estrofas. La obra relataba la historia de Michael Ransom, un escalador que, en
contra de su buen juicio, acepta la oferta de la prensa y el gobierno británicos
para patrocinar una expedición al pico de F6, una montaña en el límite entre
una colonia británica y una colonia del país ficticio de Ostnia. Ransom muere
por su prisa para completar la expedición por delante de los escaladores de
Ostnia; el poema se canta en su memoria.
“The ascent of F6” está
dedicada al hermano geólogo de Auden, John Bicknell Auden, que había
participado en una expedición cerca de la montaña K2 del Himalaya. Auden
personalmente invitó a Benjamin Britten a escribir la música para la obra y
éste lo hizo en febrero de 1937, incluyendo un montaje coral de "Stop all
the clocks".
Aquí la primera versión
del poema:
Stop all the clocks, cut off the telephone,
Prevent the dog from barking with a juicy bone,
Silence the pianos and with muffled drum
Bring out the coffin, let the mourners come.
Let aeroplanes circle moaning overhead
Scribbling on the sky the message He Is Dead,
Put crepe bows round the white necks of the public
doves,
Let the traffic policemen wear black cotton gloves.
Hold up your umbrellas to keep off the rain
From Doctor Williams while he opens a vein;
Life, he pronounces, it is finally extinct.
Sergeant, arrest that man who said he winked!
Shawcross will say a few words sad and kind
To the weeping crowds about the Master-mind,
While Lamp with a powerful microscope
Searches their faces for a sign of hope.
And Gunn, of course, will drive a motor-hearse:
None could drive it better, most would drive it worse.
He’ll open up the throttle to its fullest power
And drive him to the grave at ninety miles an hour
Resultan evidentes el
tono irónico y la característica pública del funeral.
En 1938 Auden reformuló
el poema y lo convirtió en parte de una secuencia de cuatro composiciones que
se llamó “Cuatro canciones de cabaret para Miss Hedli Anderson” (1940: 75) y
estaba compuesta por “Funeral Blues”, “Johnny”, “Tell Me the Truth About Love”
y “Calypso”. Bejamin Britten también escribió la música en este caso y los
poemas luego fueron publicados en el libro Another
Time (1940), en la segunda parte titulada “Lighter Poems”. El encabezado es
bueno: Auden, quien editó “The Oxford Book of Light Verse” en 1937, no nos está
ofreciendo “Light Verse” sino “Lighter…”
Allí fue entonces que “Stop all the clocks” apareció con el título “Funeral
Blues”. En esta versión definitiva desaparecen las tres últimas estrofas siendo
sustituidas por otras dos y cambia por completo el tono del poema. Es
interesantísimo como Auden toma estas dos primeras estrofas y utiliza su
contenido satírico para que juegue un papel completamente diferente:
vehiculizar la ironía ante el ceremonial por parte de un amante inconsolable.
Funeral Blues
Stop all the clocks, cut off the telephone,
Prevent the dog from barking with a juicy bone,
Silence the pianos and with muffled drum
Bring out the coffin, let the mourners come.
Let aeroplanes circle moaning overhead
Scribbling on the sky the message He is Dead,
Put crêpe bows round the white necks of the public
doves,
Let the traffic policemen wear black cotton gloves.
He was my North, my South, my East and West,
My working week and my Sunday rest,
My noon, my midnight, my talk, my song;
I thought that love would last for ever: I was wrong.
The stars are not wanted now: put out every one;
Pack up the moon and dismantle the sun;
Pour away the ocean and sweep up the wood;
For nothing now can ever come to any good.
El poema
“Funeral Blues” es
posiblemente el poema más famoso de Auden. Fue recitado en la película “Cuatro
bodas y un funeral” y en series de televisión como “Gavin and Stacy”. Es una elegía triste y malhumorada que
describe maravillosamente los sentimientos asociados con el duelo. Está lleno
de giros ingeniosos y declaraciones desgarradoras y muestra la capacidad de
Auden de empatizar con las emociones humanas.
En la primera estrofa el
tema principal es el silencio. La idea de detener los relojes tiene dos
propósitos: en primer lugar, enmudece el ruido que potencialmente producen, el
tic-tac, pero lo que significa primordialmente es la interrupción del tiempo. Sin
embargo, debemos consignar que "stop all the clocks" no es solamente
una forma de hablar. Es, de hecho, una vieja costumbre formal en Inglaterra que
surgió con la superstición de que traía mala suerte que un reloj funcionara en
presencia de una persona muerta y comenzó a respetarse en los funerales,
especialmente en el campo.
A esto le sigue "cortar"
el teléfono; el poeta podría haber usado la palabra “disconnect”, pero “cut
off” además de actuar silenciando trae la significación de amputar, de manera que puede estar aludiendo
al deudo a quien le han quitado algo de sí mismo con la muerte del amado.
Se reitera el tema del
sigilo con el silenciamiento del perro.
Esto también alude a una superstición: se creía que si ladraban los perros en
un funeral eso significaba que morirían más personas. Ese adjetivo “juicy”
parece un poco fuera de lugar porque todavía no percibimos completamente la
hipérbole, la intención irónica.
A continuación la idea
del silencio se reitera con los pianos, pero aquí concluye porque se permite el
batir del tambor. El "muffled drum" incluso en el presente sigue
siendo una costumbre tradicional en los funerales militares y desde luego es
habitual la presencia de los allegados alrededor del ataúd. Algunos críticos
han visto en el tema del tambor los pasos de los deudos. Es importante notar
que en esta primera estrofa los versos aluden solamente a comportamientos
formales. Todavía nada transmite un dolor o tristeza personales, aunque sí percibimos
que puede existir un dolor oculto detrás de esa determinación de preparar el
funeral de la forma más perfecta posible.
En la segunda estrofa
la hipérbole se acentúa tanto que sentimos que el narrador, después de hacer
ese primer esfuerzo por un velatorio impecable, comprende que nada es
suficiente y que no importa lo que se haga, el funeral nunca será adecuado para
el dolor que siente. A su vez, con el avión y con los lazos de las palomas y
los policías de tránsito, el duelo se traslada desde un ámbito privado a uno
público. Ya no son solamente los deudos, mediante un traslado expansivo el
poeta pretende que todos los ciudadanos participen de él. También pueden
señalarse algunas onomatopeyas que enriquecen las innumerables imágenes
sonoras: “drum” y “come” imitan los pasos y cuando dice: “Let aeroplanes circle
moaning overhead” además de personificar al aeroplano creemos que realiza una
onomatopeya entre el gemido “moaning” y el sonido de la avioneta.
En la tercera estrofa
aparece por fin el narrador. Se devela que es el amado el que ha muerto. La
hipérbole es ahora de índole metafórica. “He was my North…” Son versos muy emotivos,
el amado muerto era el tiempo y el espacio, es decir todo, para el poeta. El
último verso de esta estrofa es el centro de la elegía: “I thought that love
would last for ever: I was wrong”. Es la aceptación desconsolada del final.
En la cuarta estrofa se
suelta por completo la congoja y comprendemos que el narrador estaba haciendo una
burla crítica del funeral. Ni aun las exequias más desmesuradas hubieran podido
contener este dolor, que es inmenso, que lo abarca todo. Las estrellas, el sol
y la luna, las luces que nos guían, ya pueden apagarse, todo lo que es terrenal
puede desaparecer. En este final Auden utiliza una serie de tropos románticos:
las estrellas, la luna, el sol, los océanos, y los rechaza por inútiles. ¿De
qué sirven estos símbolos de amor romántico cuando ha muerto tu único amor
verdadero? Pero mencionarlos tiene un doble propósito: metafórico y literal. Además
de rechazar su uso poético, el escritor también dice que el mundo, de hecho el
universo entero, no tienen valor, realmente si su amante no está presente. La
palabra "dismantle" que usa en el segundo verso, como si el sol fuera
un dispositivo mecánico que pudiera desarmarse, como un reloj, sugiere que
incluso el mundo natural parece falso e irreal ante su pérdida. Como en la
estrofa anterior, el poder radica en el contraste entre este catálogo de tropos
poéticos en los primeros tres versos y el último, que es sorprendentemente
simple y directo: “For nothing now can ever come to any good”. No hay consuelo
ni esperanza posibles.
Forma y métrica
Está escrito en algo
muy parecido a las “estrofas elegíacas” que son, según la Enciclopedia Británica,
cuartetas en pentámetro yámbico con líneas alternas que riman. Aunque el
término más antiguo y más general para esto es la estrofa heroica, la forma se
asoció específicamente con la poesía elegíaca cuando Thomas Gray la utilizó en
"Una elegía escrita en el patio de una iglesia rural" (1751). Desde
mediados del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX, la forma se usó
generalmente para versos elegíacos, de los cuales el ejemplo más conocido es el
citado poema de Gray. “Funeral Blues" está escrito en cuartetas y utiliza
pentámetro yámbico, pero es muy irregular con sílabas extra aquí y pies
inestables allá. El esquema de la rima también se modifica un poco: AABB en
lugar de ABAB.
Veamos cómo funciona en
la primera estrofa. En el
primer verso:
Stop all the clocks, cut off the telephone.
Si usamos una 'x' para la sílaba átona y con una 'o' para
la sílaba tónica, el pentámetro yámbico se representaría de la siguiente forma:
x o x o x o x o x o
Stop
all the clocks
cut off the
tel e phone
Un pentámetro yámbico
bastante perfecto.
Pero en el segundo
verso:
Prevent the dog from barking with a juicy bon
Aquí hay doce sílabas,
lo que significa que estamos tratando con una línea de hexámetros yámbicos,
seis yambos todos en una fila. Auden cambia el esquema, justo al comienzo del
poema para hacernos saber que esta no será una elegía típica.
En el tercer verso:
Silence the pianos and with muffled drum
Aquí Auden usa un
“trochee”, lo contrario de un yambo, con la sílaba tónica primero y luego la
átona. Y después de esto un “anapest”, o sea tres sílabas átonas y luego una
tónica.
Por último en el cuarto
verso:
Bring out the coffin let the mourners come.
Volvemos al tradicional
pentámetro yámbico.
¿Por qué Auden hace
toda esta variación métrica? Era conocido por ser un virtuoso de la forma, así
que, tal vez, solamente está experimentando. Creemos que es mucho más probable
que cada elección sea deliberada. Por ejemplo, ese “trochee” en el tercer verso
atrae mucha atención sobre la palabra "Silence". Prácticamente la
hace resonar. O el segundo verso, que es muy largo, quizás sea porque después
de detener los relojes el tiempo se ralentiza un poco.
Key Ryan
Key Ryan nació en
California el 21 de septiembre de 1945. Acerca de su trabajo, se ha dicho:
"Sus poemas son compactos, estimulantes, extraños, como miniaturas de Erik
Satie o cajas de Joseph Cornell. Es una anomalía en la cultura literaria
actual: tan intensa y elíptica como Dickinson, tan optimista y triste como
Frost " (McChatchy, 2010: 190)
Sus críticos comentan la brevedad de sus poemas. David Orr, en
“Beautiful & Pointless” (2011: 109), le dedica tres páginas y dice
"Los de Ryan son los pequeños poemas más grandes” y luego habla de su
"casual, aunque complejo" fraseo.
Ryan se resiste a
utlizar la primera persona, y prefiere escribir poemas personales "de tal
manera que nadie tenga que saberlo". En lugar de narración y biografía,
usa la ironía y el humor para desentrañar la idiosincrasia del lenguaje y la desventura
de la existencia humana. Le gustan los parónimos y las palabras muy utilizadas
en el lenguaje cotidiano, dos dispositivos lingüísticos que muchos poetas insisten
en evitar. Emplea lo que ella misma llama "rima recombinante": rimas
ocultas que aparecen en el medio, en lugar de al final, de sus líneas cortas.
Su inclinación por la brevedad le ha valido una reputación como poeta de
"compresión", pero Ryan no está de acuerdo. Aunque dice que le gusta
"exprimir cosas hasta que explotan", insiste en que "hay una
sensación de aire y tranquilidad incluso en el más pequeño de mis poemas"
(FAY,
2008).
El poema de Kay Ryan
“Things Shouldn't Be So Hard” explora el tema de la muerte y la necesidad de
dejar huella. El tono es suave e íntimo, más bien un susurro que una
declaración. Algunos creen que Ryan lo escribió después de la muerte de su
compañera, Carol Adair, en 2009, pero en realidad fue escrito en el 2001 y está
dedicado a su madre.
El poema
A life should leave
deep tracks:
ruts where she
went out and back
to get the mail
or move the hose
around the yard;
where she used to
stand before the sink,
a worn out place;
beneath her hand,
the china knobs
rubbed down to
white pastilles;
the switch she
used to feel for
in the dark
almost erased.
Her things should
keep her marks.
The passage
of a life should show;
it should abrade.
And when life stops,
a certain space
—however small—
should be left scarred
by the grand and
damaging parade.
Things shouldn't
be so hard.
deep tracks:
ruts where she
went out and back
to get the mail
or move the hose
around the yard;
where she used to
stand before the sink,
a worn out place;
beneath her hand,
the china knobs
rubbed down to
white pastilles;
the switch she
used to feel for
in the dark
almost erased.
Her things should
keep her marks.
The passage
of a life should show;
it should abrade.
And when life stops,
a certain space
—however small—
should be left scarred
by the grand and
damaging parade.
Things shouldn't
be so hard.
El poema comienza con una idea: “A life should leave/ deep tracks”. Es un poema muy objetivo, en el que
se nombra muy poco a la persona muerta. Lo que pide es que queden marcas de sus
recorridos cotidianos. Le adjudica ese defecto, esa falta, a las cosas mismas.
Tendría que haber algo de destrucción en la materia tras el paso de una vida,
huellas, pero las cosas son demasiado duras.
El poema va
describiendo las pequeñas actividades diarias de una mujer, repetidas,
rutinarias. Son actividades dentro de una casa y esto le da un tono de gran
intimidad. Como ha sobrevenido la muerte, todas estas acciones cotidianas se
ven con una luz casi sagrada.
En el título la autora realiza
un juego de doble significado, el literal y el figurado. Nuestro oído,
acostumbrado a la queja por la dureza de la vida, toma primero el sentido
figurado y al comprender que las palabras tienen otro valor, el literal, se
produce un descubrimiento, una sorpresa.
Las cosas son duras,
entonces, porque tienen forma y peso;
están hechas de materia palpable y muchas veces duran más tiempo que un ser
humano. La autora percibe en esto una especie de injusticia. Si las cosas
fueran más sensibles y porosas, habrían absorbido el espíritu de quien las
manipuló día tras día y esa marca debería durar mucho tiempo después de su
muerte. Entonces, ese final sería más evidente para el mundo, sería más visible
y estaría físicamente presente en el mundo material: “And when life stops,/a certain
space/—however small—/should be left scarred/by the grand and/damaging parade”.
Un cierto espacio, aunque sea pequeño, que quede marcado. Eso es lo que el yo
lírico pide del mundo exterior. Genera la impresión de que se siente muy solo
en este duelo, que la desaparición de esta persona no ha dejado mella y ella
quiere reparar esta injusticia que ha cometido la muerte, al no dejar cicatriz.
La autora elige
palabras e imágenes que reflejan conceptos muy similares: huella, surco,
cicatriz, erosión. Al mismo tiempo crea otro núcleo de connotación: pasar,
borrar, frotar. Este contraste contribuye al conflicto principal entre la vida,
lo que crea y la muerte, que destruye.
Todos sabemos que no hay
nada más doloroso que tropezar con las cosas, los objetos, de un ser querido
fallecido. La autora querría encontrar allí la presencia del ausente, sus
marcas, indelebles. El poema no es solamente sobre la muerte sino sobre cada
pequeño y terrible momento posterior.
También podríamos
encontrar un sentido feminista en el poema ya que recuerda tareas que ejecutaba
una mujer y las destaca, las pone en valor, a pesar de ser normalmente
despreciadas.
Versificación y procedimientos
El poema está escrito
en verso libre. Kay Ryan tiene una explicación simple de por qué no usa
esquemas formales de rima o patrones métricos tradicionales. "No tengo el
don para ello", dice. "Para mí, sería como usar la ropa
equivocada" (DAVENPORT, 2010).
“Las cosas no tendrían
que ser tan duras” tiene 31 versos, todos de una longitud muy similar. Al verlo
en la página entendemos lo que quiere decir Ryan cuando se considera feliz si
su poema parece "un peine negro, con dientes ligeramente irregulares"
(DAVENPORT,
2010)..
Ryan es famosa por utilizar
sonidos aproximadamente coincidentes en cualquier sitio del verso; llama a esta
técnica "rima recombinante". Casi hasta el final del poema
encontramos repetidamente dos sonidos:
/i:/ en leave, deep, she, sink, beneath, switch, feel, erased, keep,
things y /a:/ en tracks, back, yard, stand, hand, rubbed, dark, marks. Esta
serie cierra con el verso “The pasage…” donde comienza la conclusión y domina
el sonido /ʃ/: passage,
show y should que se repite cuatro veces.
Utiliza el
encabalgamiento en la mayoría de los versos. Esta técnica contribuye al tono
coloquial del poema, ya que las líneas se mueven libremente para reflejar el
ritmo de los pensamientos del hablante. Los versos tienen entre dos y cuatro
palabras cada uno y encontramos cierto ritmo de letanía, ya que las sílabas
tónicas están al comienzo y al final de muchos versos. Cuando no hay sílaba
tónica al final “ruts wher she” la hallamos en el comienzo del encabalgamiento
“went out and back”.
Comparación
Estos dos poemas
elegíacos no podrían ser más diferentes. En primer lugar el tono: en Auden es
imperativo, exasperante; en Ryan es íntimo, suave. Auden utiliza la ironía y la
sátira y es mediante esas hipérboles crecientes que llegamos entender el dolor
del narrador. Ryan en cambio expresa un lamento que parte de una idea, una
observación y luego la sigue y la clarifica, la amplía. Su posición es
contemplativa, la de Auden es protagónica.
El tema del funeral,
del rito, es predominante en el poema de Auden. En Ryan no se menciona, se
habla de las huellas de una vida, no de su despedida.
En “Funeral blues”
tenemos imágenes sonoras, visuales y sinestésicas en casi todos los versos de
las dos primeras estrofas junto con onomatopeyas, en “The things…” solamente hay
algunas imágenes visuales sencillas y poco detalladas. Las dos últimas estrofas
de “Funeral…” utilizan gran cantidad de metáforas comparando al amado con los
puntos cardinales, los sonidos, los días de la semana, etc. En cambio en
“Things…” nos cuesta encontrar alguna; quizás “scars” pueda considerarse una
metáfora cuando está referida a cosas inanimadas.
En “Funeral Blues” el
narrador aparece plenamente en la tercera estrofa y protagoniza las dos últimas
con un yo lírico perfectamente identificable. El poema de Ryan está escrito en
tercera persona y no surge el yo lírico.
Auden emplea gran
cantidad de enumeraciones: en la primera estrofa para indicar lo que debe ser
silenciado, en la segunda todos aquellos que deberían plegarse al duelo, en la
tercera enumera todas las cosas que metafóricamente era su amado para él y en
la última las acciones de destrucción que desea como consecuencia del duelo.
Estas enumeraciones están destacadas, separadas por signos de puntuación, lo
cual le da al poema un tono insistente, de reclamo, de enojo. Ryan, por su
parte, utiliza el encabalgamiento y su enumeración es mucho más suave, casi un
relato, cuando describe las acciones cotidianas de la persona desaparecida.
En “Funeral…” como
dijimos antes no hay lugar para el consuelo: “nothing now can ever come
to any good”. “Things…” elabora en cambio toda una teoría al respecto. Si las
cosas fueran más blandas y flexibles, si se adaptaran mejor, entonces en esas
huellas encontraríamos consuelo.
Por último, el poema de
Auden utiliza una variación de la estrofa elegíaca con rima consonante y el de
Ryan está realizado en verso libre.
Bibliografía
AUDEN,
Wystan Hugh, Another Time. Random
House, New York, 1940.
AUDEN, Wystan Hugh e ISHERWOOD, Cristopher, The Ascento of F6: A tragedy in Tow Acts,
Faber, London, 1986.
DAVENPORT,
Anessa, “Kay Ryan, The best of it”, Reseña en Fanzine, 2010. Disponible en: http://thefanzine.com/kay-ryan-the-best-of-it
ESPRONCEDA, José,
Poesía, Romances y Sonetos, CreateSpace Independent Publishing Platform,
2016.
FAY, Sarah,
“Kay Ryan, the art of poetry”, Reportaje en Paris
Review Nº 94, 2008. Disponible en: https://www.theparisreview.org/interviews/5889/kay-ryan-the-art-of-poetry-no-94-kay-ryan
GARCIA LORCA, Federico, Obras selectas, Espasa-Calpe, Madrid, 1998.
Mc.CLATCHY,
J.D., The Best American Poetry, New
York, 2010.
ORR, David,
Beautifull and Pointless, a guide for
modern poetry, HarperCollins,
New York, 2012.
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